miércoles, 28 de noviembre de 2012

BORIS GROYS: Sobre lo nuevo

Biografía:

(Berlín Este, 1947) es un pensador y escritor alemán que vivió en Rusia hasta el principio de los años 1980. Imparte docencia en la Staatliche Hochschule für Gestaltung de Karlsruhe. Sus trabajos orientados al arte moderno y contemporáneo son fruto de una reflexión sobre la modernidad, la posmodernidad y la cuestión del sujeto. Su obra es un diálogo con los textos de distintos filósofos contemporáneos como Derrida yBaudrillard.Los trabajos de Groys sobre el arte en Rusia le han valido un reconocimiento, pero también numerosas críticas. Se le reprocha haber transformado a los vanguardistas en posiciones avanzadas del estalinismo. Fuera de la actividad estrictamente filosófica, Boris Groys escribe en la revista de cine Znitte y participó en una entrevista con el cineasta David Lynch para la exposición de la fundación Cartier. También ha sido comisario de exposiciones y es autor de la instalación de vídeo The art judgement show y de una película-ensayo.

Sobre lo nuevo:

Su propósito es tan ambicioso como suena: desvelar el mecanismo que rige la creación del valor cultural. Groys parte para ello de una constatación innegable: todo artista o teórico está forzado a crear productos culturales nuevos. Este mandato domina por completo nuestra 
cultura, hasta el punto de que es imposible librarse de él. Como dice Groys: "No hay ningún camino que nos saque de lo nuevo, porque, si lo hubiera, sería un camino nuevo."
La idea de que cualquier novedad en arte presupone la libertad del artista, o la creencia en que el valor cultural procede de fuerzas externas a la cultura (como, por ejemplo, el subconsciente), o también la contrapartida actual y descreída de estos dogmas tradicionales, se desmiente: el mercado, por sí solo, no es capaz de crear nada nuevo.
La creación del valor sólo responde a la lógica que rige las relaciones entre lo que ya se considera valioso (la tradición) y lo que se percibe como falto de valor (lo profano). Esta lógica constituye un código de intercambio de valores totalmente autónomo, que no es reducible a ningún otro sistema. Las consabidas sumisiones de la creación cultural a la economía, la psicología o las relaciones de producción son convincentemente desmontadas.

Algunas frases destacables:

  • " [...] el museo acepta sólo cosas que obtiene de la vida real, fuera de sus colecciones, y esto explica por qué el artista quiere que su arte parezca real y vivo."
  • "Aquello que ya está expuesto en un museo se considera automáticamente como algo perteneciente al pasado, como algo que ya está muerto. Si, fuera del museo, encontramos algo que nos recuerda a las formas, posiciones y enfoques representados dentro del museo, no estamos preparados para verlo como algo real o vivo, sino más bien como una copia muerta de un pasado muerto. "
  • "Las culturas que no tienen museos son "culturas frías", tal y como las definió Levi-Strauss, y estas culturas intentan mantener su identidad cultural intacta mediante una reproducción constante del pasado. Esto lo hacen porque sienten la amenaza del olvido, de una pérdida completa de la memoria histórica. Sin embargo, si el pasado se colecciona y se preserva en los museos, la reproducción de los estilos, las formas y las convenciones antiguas es innecesaria. E incluso la repetición de lo antiguo y lo tradicional se convierte en algo socialmente prohibido o, al menos, en una práctica ingrata. La fórmula más general de arte moderno no es "Ahora soy libre para hacer algo nuevo", sino que más bien ya no es posible hacer algo antiguo. "
  • "El museo no dicta cómo debe ser este nuevo arte, sólo indica cómo no debe ser [...]."
  • " [...] para ser realmente nueva, una obra de arte no debe repetir las viejas diferencias entre los objetos de arte y las cosas ordinarias. Mediante la repetición de estas diferencias, sólo es posible crear obras de arte diferentes, no obras de arte nuevas. La obra de arte nueva parece realmente nueva y viva sólo si se parece, en cierto sentido, a las demás cosas ordinarias y profanas o a cualquier otro producto ordinario de la cultura popular. Sólo en este caso la obra de arte nueva podrá funcionar como un significador para el mundo fuera de las paredes de los museos. Lo nuevo puede experimentarse como tal sólo si produce un efecto de una infinidad mas allá de los límites –si abre una vista infinita de la realidad fuera de los museos. Y este efecto de infinidad puede producirse o, mejor, representarse sólo dentro del museo: en el contexto de la realidad en sí podemos experimentar lo real sólo como finito porque nosotros mismos somos finitos."

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